La argumentación



El texto argumentativo tiene como objetivo expresar opiniones o rebatirlas con el fin de persuadir a un receptor.






La finalidad del emisor puede ser probar o demostrar una idea (o tesis), refutar la contraria o bien persuadir o disuadir al receptor sobre determinados comportamientos, hechos o ideas.

La argumentación, por importante que sea, no suele darse en estado puro, suele combinarse con la exposición. 

La exposición se limita a informar (función representativa), plantear el estado de la cuestión, ofrecer los datos y hechos necesarios para situar al receptor en el tema.

La argumentación intenta demostrar, convencer o cambiar ideas. Por ello, en un texto argumentativo dominará la función apelativa, la expresiva ya que el tono adoptado suele ser subjetivo y con la utilización de recursos aparecerá la función poética.


Hay que diferenciar entre tema y tesis.

Entre los argumentos que se pueden utilizar: 



Argumentos racionalesSe basan en ideas y verdades admitidas y aceptadas por el conjunto de la sociedad.

Argumentos de hecho: Se basan en pruebas comprobables.

Argumentos de ejemplificación: Se basan en ejemplos concretos.

Argumentos de autoridad: Se basan en la opinión de una persona de reconocido prestigio.

Argumentos que apelan a los sentimientos. Con estos argumentos se pretende halagar, despertar compasión, ternura, odio…



Analiza los siguientes discursos:



Al Pacino, el entrenador, motivando  a su equipo en Un domingo cualquiera.




       José Mújica, presidente de Uruguay, nos recuerda lo que es verdaderamente importante.



        
 El profesor Keating  insta a sus alumnos a hacer de su vida  algo extraordinario.